Acerca de

Los líderes y las iglesias necesitan ser renovados y vitalmente conectados para (permanecer en) Jesús la Vid, y necesitan madurar intencionalmente en un carácter santo (santificación). Para experimentar la vida abundante que Jesús ofrece (Juan 10:10), y dar el fruto que Él promete (Juan 15:4-5), debemos movernos más allá de las creencias correctas (ortodoxia) hacia las prácticas correctas (ortopraxia). Es en llevar a cabo las prácticas donde experimentamos renovación.

A menudo, son los pastores y no los santos son quienes realizan la mayor parte del ministerio en sus iglesias. Esto es lo contrario de lo que Dios quería, y el resultado es que sólo se logra una fracción del ministerio potencial. La razón principal por la que Jesús dio dones de liderazgo a la iglesia no fue tanto para que hicieran la obra del ministerio, sino para que equiparan a los santos para hacer la obra del ministerio (Ef 4:11-13). De esta manera el ministerio y el fruto de este pueden ser multiplicados exponencialmente.